Juan Ricardo Palacio, nos comparte información sobre el cuidado de los niños frente al cambio climático, que aunque afecta a millones de personas, sus consecuencias más graves recaen en los niños.
Son los más vulnerables a los desastres, las enfermedades y la pobreza. Además, el cambio climático afecta los fundamentos de la infancia.
Este artículo de Protection4kids explora cómo sucede y qué podemos hacer para prevenirlo.
Los niños sufren más por la contaminación del aire. Según la OMS, 93% de los niños del mundo respiran aire contaminado diariamente.
Este aire provoca asma, infecciones respiratorias y enfermedades crónicas. El cambio climático empeora esta situación. Aumenta las olas de calor, la contaminación y la propagación de enfermedades.
Las catástrofes naturales obligan a cerrar escuelas. Según UNICEF, 37 millones de niños se ven desplazados cada año por desastres relacionados con el clima.
Muchas personas abandonan la escuela, otras deben trabajar para ayudar a sus familias. El cambio climático interrumpe el deseo de una educación continua y segura.
La sequía, las lluvias extremas y el calor afectan la producción de alimentos. Esto incrementa los precios y reduce la disponibilidad.
UNICEF estima que 45 millones de niños menores de cinco años sufren desnutrición aguda. El cambio climático amenaza la seguridad alimentaria y agrava esta situación.
Cada vez más niños viven en zonas de riesgo. Huracanes, inundaciones e incendios forestales los exponen a daños físicos y traumas.
En 2021, 559 millones de niños estuvieron expuestos a olas de calor frecuentes (UNICEF, 2021). Su derecho a crecer en un entorno sano está en peligro.
El cambio climático no afecta a todos los niños por igual; sus consecuencias varían según el lugar en el que viven.
En América Latina, el aumento de fenómenos climáticos extremos, como huracanes y lluvias torrenciales, ha provocado un aumento del desplazamiento forzado de hombres y mujeres jóvenes, agravando situaciones de vulnerabilidad.
Estos efectos se agravan especialmente en comunidades empobrecidas, rurales o indígenas, donde el acceso a recursos y redes de protección ya es limitado.
La mejor forma de prevenir estos impactos es reducir las emisiones. Las políticas de mitigación deben priorizar la transición energética.
Gobiernos, empresas y ciudadanos deben invertir en energías limpias. Cada acción cuenta. Menos carbono hoy significa más derechos mañana.
Es vital adaptar los sistemas de salud al cambio climático, estos deben estar preparados para tratar enfermedades respiratorias, nutricionales y epidémicas.
También se deben reforzar las campañas de vacunación y educación sanitaria. UNICEF recomienda invertir en centros de salud resilientes al clima.
Las escuelas deben ser refugios seguros, deben construirse con materiales resistentes y planes de evacuación.
Además, se necesita educación ambiental desde la infancia. Enseñar a los niños sobre el clima les da herramientas para actuar en el futuro.
Se deben implementar sistemas sostenibles de agricultura y gestión del agua. Es esencial invertir en tecnología y capacitación rural.
También se debe proteger a los pequeños agricultores, ellos son clave para alimentar a las comunidades.
Para Juan Ricardo Palacio y Protection4kids, las fundaciones tienen un papel clave, pueden educar, proteger y empoderar a la infancia, también pueden vigilar que los gobiernos cumplan los acuerdos climáticos.
La sociedad civil debe actuar unida. Las campañas de concientización, la movilización comunitaria y el apoyo a políticas verdes son urgentes.
Ejemplos de buenas prácticas:
Los gobiernos deben cumplir el Acuerdo de París. También se debe aplicar la Convención del Lado Derecho del Niño.
Es fundamental que incluyan a la infancia en sus planes climáticos, la ONU ya ha pedido a los países que integren el enfoque de derechos en sus políticas ambientales.
El Comité de los Derechos del Niño declaró en 2023 que un medio ambiente sano es un derecho humano. Los Estados tienen la obligación de proteger a los niños del daño ambiental.
El cambio climático ya no es solo un tema ambiental. Es una amenaza directa a los derechos de la infancia. Pero todavía estamos a tiempo de cambiar el rumbo.
Con acción colectiva, innovación y justicia, podemos proteger a los más vulnerables.
Del artículo de Juan Ricardo Palacio podemos concluir que: