La tecnología y el acceso a internet han transformado la manera en que los niños aprenden, juegan y socializan.
Sin embargo, la exposición temprana a contenidos nocivos en línea puede afectar negativamente su desarrollo emocional, cognitivo y social.
Para Protection4kids y Juan Ricardo Palacio, es fundamental que padres, educadores y responsables de políticas públicas comprendan estos riesgos y adopten estrategias para mitigar sus efectos.
Una de las claves para lograrlo es la educación para padres, ya que les brinda herramientas para reconocer y abordar estos desafíos de manera efectiva.
Los niños que navegan por internet pueden encontrarse con contenido inapropiado sin buscarlo intencionalmente.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), entre los riesgos más comunes están:
Estos riesgos pueden generar miedo, ansiedad y confusión en los niños, afectando su desarrollo emocional y social (ONU, 2023).
La exposición temprana a contenidos nocivos en internet puede tener repercusiones psicológicas severas.
Un estudio realizado en Colombia señala que los niños y adolescentes expuestos a violencia en línea presentan niveles elevados de ansiedad y depresión, así como estrés postraumático.
Además, pueden desarrollar una percepción distorsionada del mundo, en la que la violencia y el peligro se normalizan.
Esto afecta su capacidad para desenvolverse en entornos sociales seguros y equilibrados, generando sentimientos de inseguridad y miedo constante (Cuevas et al., 2020).
Otro efecto preocupante es el impacto en la autoestima y la confianza en sí mismos.
Además, algunos pueden desarrollar comportamientos agresivos o desensibilización ante la violencia, replicando conductas inapropiadas en su vida cotidiana.
Estas consecuencias pueden alterar la forma en que los niños interactúan con sus familias, amigos y la sociedad en general, dificultando la construcción de relaciones sanas (Cuevas et al., 2020).
El aumento del tiempo frente a las pantallas afecta tanto la salud mental como la física de los niños.
De acuerdo con UNICEF (2023), el uso prolongado de dispositivos electrónicos puede alterar los patrones de sueño, provocando insomnio y fatiga durante el día.
La exposición nocturna a pantallas reduce la producción de melatonina, la hormona responsable de regular el descanso, afectando el desarrollo cognitivo y emocional de los menores.
El sedentarismo derivado del uso excesivo de dispositivos también es preocupante.
La falta de actividad física aumenta el riesgo de obesidad infantil y otros problemas de salud, como enfermedades cardiovasculares y deficiencias en el desarrollo muscular.
Además, el tiempo que los niños dedican a las pantallas reduce las interacciones sociales cara a cara, lo que puede dificultar la adquisición de habilidades sociales esenciales para su desarrollo.
El uso excesivo de internet representa un problema grave, especialmente entre los adolescentes.
Según un estudio de UNICEF (2021), uno de cada tres adolescentes en España tiene un uso problemático de internet y redes sociales, mientras que uno de cada cinco podría desarrollar una adicción a los videojuegos.
El acceso constante a internet puede generar dependencia psicológica, afectando la regulación emocional y el bienestar general.
Los niños y adolescentes que pasan muchas horas en línea pueden experimentar dificultades para concentrarse, lo que impacta su rendimiento académico.
Asimismo, la sobreexposición a redes sociales puede provocar sentimientos de insatisfacción personal al comparar sus vidas con estándares irreales promovidos en línea.
Esta situación puede derivar en problemas de autoestima, ansiedad y depresión a edades tempranas.
Es fundamental que los padres y educadores adopten estrategias para proteger a los niños de los peligros en línea.
Juan Ricardo Palacio y Protection4kids, comparten las algunas recomendaciones:
Protection4kids y Juan Ricardo Palacio, nos hablan de cómo la exposición temprana a contenidos nocivos en línea puede afectar negativamente el desarrollo.
podemos extraer las siguientes conclusiones: